7-Figuras dialécticas' (o de argumentación)
Se usan en debates dialécticos. Son técnicas de argumentación. Las figuras dialécticas son las siguientes:
concessio, correctio, dubitatio, communicatio, conciliatio y distinctio / paradiástole; pueden, además, incluirse aquí las llamadas probationes argumentativas, o pruebas expuestas por el orador para defender su argumentación: simile, argumentum y sententia.
• Correctio
En retórica, dentro de las figuras literarias, la correctio es una de las figuras dialécticas. Se trata de introducir una corrección respecto de un elemento emitido en el discurso. Esta rectificación se resuelve en una relación de antonimia entre los términos implicados.
Ejemplo:
"-Trabajo tenías, madre, con tantas mozas, que es ganado muy trabajoso de guardar.
- ¿Trabajo, mi amor? Antes descanso y alivio."
La Celestina.
• Dubitatio
En retórica, la dubitatio es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras dialécticas. Consiste en expresar una duda entre distintas posibilidades para expresar un concepto.
Ejemplo:
“Nadie más incapaz que yo para dirigiros la palabra, pero, venciendo mi natural timidez, me atrevo a hacerlo, empujado por el entusiasmo que me posee”.
• Communicatio
En retórica, la communicatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Consiste en presentar, con fines argumentativos, varias posibilidades como vías de actuación ante una situación determinada. Su expresión se suele hacer mediante una pregunta retórica, dirigida o no al interlocutor.
Ejemplo:
"muchas veces he dudado sobre cuál cosa haré antes: desterrar a ti de la tierra o a mí de mi fama en darte lugar que digas lo que quisieres". (Diego de San Pedro, Cárcel de Amor).
• Conciliatio
En retórica, la conciliatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Es un recurso manipulador del lenguaje pues retoma un término usado previamente en el discurso, hipotéticamente por el interlocutor, y lo reutiliza pero con un significado completamente diferente al que en su anterior aparición tenía.
Ejemplo:
"no puedo negar a vuesa merced lo de ser mudable, pues no he tenido cosa en mi casa que vuesa merced no me la haya mudado en la suya con la facilidad que sabe" (Francisco de Quevedo); en su primera aparición en el ejemplo, mudar tiene un sentido intelectual, mientras que en la segunda lo tiene físico.
• Concessio
En retórica, y dentro de las figuras retóricas, la concessio es una de las figuras dialécticas. Consiste en conceder parte de la razón al adversario en el asunto sobre el que se está discutiendo; en tanto que recurso retórico, este reconocimiento parcial de falta de razón no es más que un mecanismo que tiene por objeto intensificar la importancia del resto de aspectos en los que no se concede la razón al otro.
• Distinctio
En retórica, la distinctio (o paradiástole) es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras dialécticas. Relacionado directamente con la conciliatio, de la que sería una suerte de negación, el recurso de la distinctio manifiesta la inconveniencia de considerar como sinónimos dos términos determinados.
Ejemplo:
"No todo alabar es bien decir" (Baltasar Gracián).
Simile
En retórica, lo simile (en latín) es una de las probationes argumentativas o pruebas retóricas que se utilizan para fundamentar las tesis en una argumentación. Al ámbito de lo simile pertenecen los razonamientos que se apoyan en la analogía o relación de semejanza entre los asuntos tratados.
Se distinguen cuatro técnicas dentro de lo simile; las dos primeras, exemplum y similitudo, tienen un claro valor probatorio dentro del razonamiento; las otras dos (símil y comparación), sin embargo, tienen un valor puramente retórico, en el sentido de ornamental. Suele ser, por lo demás, analogía más breves que en los otros casos.
• Exemplum: el elemento con el que se establece la analogía es un hecho concreto (ficticio o real) protagonizado por unos personajes en un tiempo determinado.
• Similitudo: a diferencia del anterior, en este caso el hecho con el que se establece la analogía es un hecho cotidiano, no concreto, con protagonistas no especificados.
• Símil: analogía en la que los elementos relacionados son presentados como iguales en cuanto a una cualidad.
• Comparación: en este caso, la analogía presenta a uno de los elementos en cuestión como superior o inferior al otro, de acuerdo con alguna cualidad específica.
En Literatura un símil es una comparación de dos cosas semejantes, marcada típicamente por medio de “como”, “cual”, “que”, o “se asemeja a”. Los ejemplos pueden incluir “la nieve era tan gruesa como una manta” o “ella era tan elegante como un cuervo”, o el uso de los símiles de las emociones tales como “más rubia que la arena”, o “rápido como un guepardo”.
Uso del los símiles
Los Similes son ampliamente utilizados en la literatura, tanto en la moderna como en la antigua.
Aristóteles dijo que los buenos símiles dan un “efecto de brillantez”, pero él prefirió el uso de la metáfora, pues era más corto, y por lo tanto más atractivo en uso creativo.
Homero hizo famoso el uso del “símil épico”. Un símil épico verdadero implica la comparación de una acción compuesta con o en la relación con otra acción compuesta. Virgilio y Dante refinaron el símil épico para desarrollar con gran precisión una multiplicidad de comparaciones con una sola imagen o acción extensa.
John Keats demuestra que es un "hombre del arte" demostrando esa habilidad en Hyperion donde compara a dioses caídos con Stonehenge.
William Shakespeare utiliza los símiles, implicando con frecuencia referencias históricas, por ejemplo en la obra Julio César.
Los Símiles son también ampliamente utilizados en la Literatura moderna. Sin embargo tienden a ser más espontáneos y expresivos. Los símiles se puede también leer como una alegoría formulada. En la lengua cotidiana también se incorporan símiles, tales como “es tan astuto como un zorro”, “negro como boca de lobo” o “ella está tan bella como Aishani”.
Símiles vs. Metáfora
Los símiles está marcado por medio de las palabras como “como”. Sin embargo, “la nieve cubrió la tierra” es también una símil y no una metáfora porque el verbo “cubierto” es una forma acortada de la frase “cubierta como una manta”. Las metáforas se diferencian de los símiles en que los dos objetos no están comparados, pero están tratado como idénticos: La frase "La nieve es un manto sobre la tierra" es una metáfora. Algunos discutirían que un símil sea realmente un tipo específico de metáfora.Sin embargo, solamente algunos símiles se pueden contraer en las metáforas, y algunas metáforas se pueden ampliar en símiles. Se dice para mezclar con la metáfora “prosaica”
Metáfora
La metáfora (del griego metá o metastas 'más allá, después de'; y phorein, 'pasar, llevar') consiste en el uso de una expresión con un significado distinto o en un contexto diferente al habitual. Establece una relación de identidad total entre dos seres, ideas o conceptos, de tal forma que para referirse a uno de los elementos de la metáfora se emplea el nombre de otro.
El término es importante tanto en teoría literaria (donde se usa como recurso literario) como en lingüística (donde es una de las principales causas de cambio semántico). Se utiliza también en psicología para referirse al poder profundo de "las historias-metafóricas" y su acción en el cambio interno, la visión o el paso a un nivel de conciencia más profundo.
Metáfora como figura retórica
La metáfora es un recurso literario (un tropo) que consiste en identificar dos términos entre los cuales existe alguna semejanza. Uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado.
La metáfora tiene tres niveles
• El tenor es aquello a lo que la metáfora se refiere, el término literal.
• El vehículo es lo que se dice, el término figurado.
• El fundamento es la relación existente entre el tenor y el vehículo (el discurso).
Así, en la predicación metafórica "Los ojos de Charizard Maé son el mar ", el sintagma Los ojos son el tenor, el mar el vehículo y el fundamento sería el color azul oscuro de los ojos.
A la metáfora en la que aparecen estos tres niveles se le denomina metáfora explícita. Sin embargo, cuando el tenor no aparece, se la denomina metáfora implícita (Los lagos de tu rostro). Por otro lado, la metonimia es un recurso literario similar a la metáfora, pero en el cual la relación entre los términos identificados no es de semejanza; puede ser causa-efecto, parte-todo, autor-obra, continente-contenido, etc.
La metáfora es utilizada por los escritores debido a buenas razones u objetivos:
1. Establece relaciones inéditas entre las palabras.
1. Descubre atributos insospechados de las palabras.
Así pues, la gran fuerza poética de la metáfora reside en su capacidad de multiplicar de forma ilimitada el significado "normal" de las palabras, de modo que puedan llegar a describir lo desconocido (muerte, felicidad, miedo, etc.), que, en definitiva, constituye la gran aspiración del arte.
Finalmente, la podríamos definir como "algo expresado en términos de otra cosa". .
Metáfora en lingüística histórica
Cambio léxico-semántico y Cambio lingüístico
La metáfora es una de las formas más comunes de extensión del campo de aplicación de una forma léxica y por tanto debe provocar cambios semánticos. Lingüísticamente una metáfora consistiría en usar una forma léxica para un concepto que comparte algunos rasgos semánticos con el concepto comúnmente designado por la forma léxica. Desde ese punto de vista la metáfora es el análogo semántico de la asimilación fonética en el que algunos de los rasgos definitorios se pierden.
Algunos ejemplos son: pata de la mesa, copa de un árbol, etc. Puede verse que en esos ejemplos se nombra a un concepto a partir de una forma léxica que designa otro objeto con forma o funcionalidad similar (pata normalmente designa una parte de un animal, aunque es frecuente extender su uso a elementos de soporte de objetos; copa designa habitualmente a un tipo de recipiente, pero en el caso citado se aplica a un objeto con un estrechamiento central y una parte superior redondeada).
La metáfora (como recientemente la conocemos) es una de las formas de cambio semántico más comunes. A menudo el uso metafórico de alguna palabra coexiste con el literal hasta adquirir rango propio: la falda de la montaña recibe este nombre por su parecido con las faldas, las patas de los muebles por las patas de los animales, el ratón del ordenador por el pequeño mamífero roedor, etc.
Usando una terminología de la semántica la metáfora supone una extensión del campo de uso, eliminando algunos rasgos semánticos; al contrario que la restricción de significado que se logra añadiendo rasgos semánticos obligatorios, lo que hace que la palabra pueda usarse en menos ocasiones que sin esos rasgos adicionales. Un ejemplo de restricción sería el sufrido por la palabra inglesa deer (ciervo), que originalmente designaba a cualquier animal salvaje (tanto la palabra inglesa deer como la latina fera (fiera) provienen de la misma palabra indoeuropea *dhēr-). Se podría decir que aquí se añadió entre otros el rasgo semántico [+ con cuernos] que previamente no tenía la palabra deer.
Metonimia
La metonimia (griego: met-onomazein [metonomad;zein], 'recibir un nuevo nombre' o "transnominación" es un fenómeno de cambio semántico por el cual se designa una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de alguna relación semántica existente entre ambas.
Son casos frecuentes las relaciones semánticas del tipo causa-efecto, de sucesión o de tiempo o de todo-parte.
Metonimia en semiótica y literatura
En semiótica y en literatura la metonimia es un tropo o figura retórica que alude, como su etimología indica, a la translación de un nombre o de una denominación, es decir al sentido translaticio, lo que coloquialmente suele llamarse el sentido figurado. Es uno de los tropos más frecuentes junto a la metáfora.
Ejemplo:
...las proas vinieron a fundarme la Patria («Fundación mítica de Buenos Aires», J. L. Borges)
En este ejemplo, que es más bien una sinécdoque las proas significan a los navíos y, más aún, a los navegantes. Puede suponerse que las proas con el significado real de navíos e incluso de navegantes son una metáfora, sin embargo existe una diferencia estructural con la metáfora: en el enunciado dado como ejemplo se mantiene evidente la relación: la proa es parte del navío. En esta metonimia se está designando al todo por una parte; no existe una sustitución completa como sí existe en la metáfora. En las proas vinieron a fundarme la Patria se ha dicho que el tropo está fincado en el designar al todo por una de sus partes. A este tipo de metonimia se le llama más específicamente sinécdoque; mientras que las metonimias en general siempre están constituidas por relaciones de contigüidad, las sinécdoques son un caso de contigüidad, en el cual una parte designa al todo.
Metonimia en lingüística
Román Jakobson ha realizado una clara y concisa explicación de las relaciones entre metonimias y metáforas guiándose por las consideraciones estructuralistas de Saussure. Una posible interpretación que hacen algunos lingüistas es que la metáfora es una exageración de la metonimia.
Por otra parte el mismo Jakobson en el trabajo referido explica en parte la diferencia de ciertas afasias, metonímicas las unas, metafóricas las otras. Jakobson considera que la metonimia se relaciona con lo que el antropólogo James George Frazer ha clasificado como magia por contagio, y que la metáfora se relaciona con lo que el mismo Frazer llama magia homeopática, o imitativa. También Jakobson sugiere que los procesos de lo inconsciente, denominados por S. Freud «desplazamiento» y «condensación», podrían equipararse a la metonimia y a la metáfora respectivamente. A partir de esto es que Lacan expresa que lo inconsciente está estructurado como un lenguaje, mediante procesos de tipo metonímico y metafórico.
Retornando a la índole semiótica de la metonimia cabe decir que las principales modalidades de metonimia se dan según la relación de los términos en juego; por ejemplo: de continente a contenido («bebió un vaso de agua» en lugar de «bebió el agua que estaba dentro de un vaso»); de materia a objeto («la carne» en sentido figurado -o metonímico- para aludir al cuerpo); de lugar de procedencia («el Francia» en lugar de «el sujeto francés»); de lo abstracto a lo concreto y del signo a la cosa significada o viceversa. La metalepsis es un tropo del conjunto de las metonimias en el cual se nombra o toma al antecedente por el consecuente o viceversa. Usando una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de algún significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo.
Tipos
• Causa por efecto:
Carecer de pan (carecer de trabajo).
• Efecto por causa:
Los niños son la alegría de la casa (causan felicidad).
• Contenedor por contenido:
Fumar una pipa (fumar tabaco en una pipa).
• Símbolo por cosa simbolizada:
Juró lealtad a la bandera (jurar lealtad al país).
• Lugar por lo que en él se produce:
Un Rioja (un vino de Rioja).
• Autor por obra:
Un Picasso (un cuadro de Picasso).
• Objeto poseído por poseedor:
El primer violín de la orquesta (se refiere al que toca el violín).
• La parte por el todo:
El balón se introduce en la red (la portería).
• El todo por la parte:
Lavar el coche (la carrocería).
• La materia por el objeto:
Un lienzo (un cuadro).
• El nombre del objeto por el de otro contiguo a él:
El cuello de la camisa.
• El instrumento por el artista:
La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes.
Sentencia (literatura)
En retórica, y dentro de las figuras literarias, la sentencia (en latín sententia, -æ) es una de las llamadas probationes argumentativas. Se trata de una afirmación breve que, con carácter de generalización, pretende exponer una idea con validez universal sobre algún aspecto de la vida o del hombre. La sentencia es un aforismo propio que el autor utiliza como argumento de autoridad.