2-Figuras de acumulación
Es un procedimiento que busca la adición, la suma, de elementos que complementen la idea que estamos exponiendo. Las figuras de acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos complementarios a las ideas expuestas.
Las figuras de acumulación son las siguientes: enumeración, distributio, epífrasis y epíteto
• Epíteto.
Definición:
Consiste en resaltar las características que son íntrinsecas (que lo conlleva) a un substantivo.
Otras figuras de acumulación serían:
Un epíteto es un dispositivo literario que se utiliza como un dispositivo descriptivo. Por lo general se utiliza para agregar un nombre común a una persona o lugar y atribuirle una cualidad especial. Los epítetos son notables debido a que se convierten en una parte del lenguaje común a través del tiempo. Estas palabras y frases descriptivas se pueden utilizar para mejorar la personalidad de los lugares reales y ficticios, objetos, personas y divinidades.
Ejemplo:
"Alejandro Magno" es el epíteto de uso común para referirse a Alejandro III de Macedonia. El joven rey ha llegado a ser reconocido por este epíteto en la historia y la cultura popular, debido a sus espectaculares logros en la creación de uno de los imperios históricos más grande de su época. Otros ejemplos son: 2. "Noche oscura del alma. La fría nieve de tus brazos. ¿Dónde, dónde está la miel dulce de tus ojos?" 3. "Roja sangre y cálido sol." 4. "Las flores, marchitas, desaparecieron." 5. "Apolo, el arquero de Dios..." 6. "Epítetos épicos de Mio Cid" Campeador Noble barba tan crecido El buen nacido El que en buena hora ciñó espada El que en buena hora nació. 7. Ej. Antiguo Egipcio: «Toro
Un epíteto (del griego agregado) es un adjetivo o participio, que resalta las características intrínsecas de un sustantivo (el frío en la nieve, el calor en el fuego, la humedad en el agua, etc). Son muy frecuentes compañando nombres de divinidades, reyes o personajes históricos, tales como Atenea «Partenos» (Atenea «Virgen»), Alejandro «Magno», o Alfonso X «el Sabio».
Los epítetos que expresan cualidades objetivas (en la terminología tradicional, “adjetivos calificativos propiamente dichos”) se limitan a describir al referente (me gustan las motos grandes) o a definirlo (me gusta la moto grande).
Por el contrario, los epítetos subjetivos expresan la propia consideración subjetiva del hablante, fruto de su valoración en lugar de la experiencia. Esta actitud puede dividirse en dos subclases principales, la de los epítetos apreciativos (un gol magnífico) y la de los peyorativos (una película horrible).
En castellano, un tipo muy frecuente es el epithetum constans, que conviene intrínsecamente al sustantivo (la blanca nieve), pero cuya definición no debe extenderse a todo el término “epíteto”.
Ciertos adjetivos pueden expresar, dependiendo del contexto o su posición respecto al nombre al que acompañan, tanto la actitud del hablante como un intento de expresión objetiva de éste (una mujer pobre / una pobre mujer).
En contraste con los epítetos se encuentran los adjetivos llamados por la gramática funcional “clasificadores” (en inglés, classifiers).
Como ejemplo:
“Los actuales representantes sindicalistas mexicanos”. Pueden distinguirse de los epítetos porque no admiten grados de comparación o de intensidad (*un castillo muy medieval) y tienden a estar semánticamente unidos al nombre (por ejemplo: “valor catastral”, en contraste con otros valores, como el sentimental, y que no admite, en su contexto, otra forma de clasificación).
En castellano, es frecuente que el epíteto se anteponga al nombre (frío hielo en lugar de hielo frío), aunque no suceda siempre:
blanco tu ardiente fuego y frío hielo...
Fernando de Herrera, Sonetos.
al acero valiente, al mármol frío...
Francisco de Quevedo.
Por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba...
Garcilaso de la Vega.
En la literatura épica, se denomina epítetos a los apelativos que alternan con el nombre del personaje o lo acompañan. Por ejemplo, cuando en el Cantar de Mío Cid se designa a Ruy Díaz "el que en buena hora ciñó espada", o cuando en la Ilíada se habla de "el ingenioso Ulises".
Epítetos épicos de Mio Cid
Campeador
Noble barba tan crecida
El buen nacido
El que en buena hora ciñó espada
El que en buena hora nació.
Epítetos en la literatura homérica
b>Epítetos de la Ilíada
Epítetos homéricos
Odiseo, fecundo en ardides
Hector, domador de caballos
Jupiter altitonante
Atenea, la de los ojos claros
Hera, la diosa de los níveos brazos
Zeus, " dios del rayo"
• Enumeración (retórica)
En retórica, la enumeración es una de las figuras de acumulación. Consiste en sumar o acumular elementos lingüísticos a través de la coordinación, bien a través de conjunciones bien por yuxtaposición. A diferencia de la interpretatio, los miembros coordinados designan realidades diferentes. Normalmente, se acompaña del uso de la anáfora o del paralelismo.
Ejemplo:
desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo..."
Lope de Vega.
• Distributio
En retórica, la distributio, dentro de las figuras retóricas, una de las figuras de acumulación. Consiste en la puntualización de los distintos aspectos que forman parte de una idea expuesta al comienzo de un texto; a diferencia de la expolitio, no implica una explicación detallada de esos aspectos.
• Epífrasis
La epífrasis es una figura literaria, clasificada en retórica dentro de las figuras de acumulación. Constituye una epífrasis cualquier adición de ideas complementarias a la principal, de forma que si éstas se eliminan queda aquella con un sentido completo.
Su etimología nos señala que viene del griego, señalando lo que está alrededor de la frase, o sea, del concepto principal.