Wara_Jade_Ayari Maestro Jedi
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| Tema: 4-Historias de terror de Ecron: Muerte de un asesino Dom 05 Jul 2015, 17:16 | |
| La Muerte de un Asesino
Recuerdo a mi vecino como alguien un poco extravagante en su forma de actuar, vestirse y relacionarse con los demás. Siempre vestía de negro, y una piel tan blanca solo podía ser de muerto; mas eso no es lo más importante. Él tenía la mala costumbre de nunca notar a los demás, por lo que mi relación con su hija nunca generó problemas entre nosotros, o por lo menos fue así por un tiempo. Su hija era la luz de mis ojos, era de una piel suave aunque un poco más pálida de lo habitual, con un cabello negro y liso el cual podía admirar por horas, unos labios delgados y unos penetrantes ojos pardos, pero muchas veces muy negros por la noche. Me encantaba todo de ella, el hecho de que nunca se tornara frívola como las otras chicas, o que siempre en su presencia, me sentía en paz, como hipnotizado por su persona. El hecho de que solo yo la hacia reír me hacía sentir importante, y el que los dos fuéramos "del Lado oscuro de la fuerza" como ella le gustaba bromear hiciera que nuestros intereses siempre concordaran para la mayoría de las cosas. Un día en mis habituales visitas a su casa su padre me miró fijamente, como advirtiéndome lo que los padres les advierten a los que andan con sus hijas cuando llegan a cierta edad, lo cual me pareció perfectamente normal en un primer momento, pero luego me sentí algo extraño, como si tratara de decirme algo que nunca había escuchado, parecía mas una advertencia grande que simple cuidado paternal. Ella nunca hablaba de él, o de su madre a quien solo había visto de lejos ya que nunca conocía su familia oficialmente. Eso me parecía perfecto, solo me importaba ella, no sus parientes... craso error. Esa noche en su gótico cuarto ella me reveló que era adoptada y que sus padres habían muerto cuando ella era una niña. Nunca fui un buen consolador... solo la bese y le dije que era algo tarde, que si no le importaba que me quedara en su casa porque la mía quedaba en un logar peligroso a estas horas de la noche. Ella me miro con una cara de morbo y me dijo:
¿Y en que cama planeas dormir?
Siguiéndole el juego, y esperando algo más, le dije que en cualquiera estaba bien, pero la suya era la más confortante. Ella me respondió que su padre no lo permitiría así que mejor durmiera abajo en el sofá, y que no me preocupara que algún día sus padres tuvieran que salir de la casa por algunos días. Al día siguiente la llamada de mi madre me despertó de un placido sueño, ella histérica me decía que como era posible que durmiera allá, por supuesto que sabia lo que sentía por ella y mi madre nunca fue una mujer tonta. Me fui a mi casa fingiendo tener el rabo entre las patas, pero sabía que en el fondo mi madre estaba feliz de los "logros de su hijo". Esa tarde mi amada me llamó para decirme que ese fin de semana sus padres saldrían a visitar a sus únicos familiares enfermos, y que no la llevarían porque la enfermedad era más grave en los jóvenes que en los viejos, por lo que no querían arriesgarse. "Perfecto" me dije... y le dije que por supuesto que iría a cuidarla. Ese fin de semana prepare todo mi equipo y le pedí el carro a mi hermano para ir a gusto hasta la casa de ella. Y así fue. Al llegar allá era ya entrada la noche debido al tráfico por lo que ella ya estaba cenando. Al llegar me miro con una cara que jamás había visto... era como de un color intenso, pero no era normal. "Que importa... lo que me espera vale la pena" me dije. Ella me dijo que iría a buscar unas cosas en la alacena que quedaba en el sótano de su casa y que luego tendríamos tiempo para nosotros. Las ganas me mataban pero noté que ya se tardaba mucho así que fui a buscarla. El sótano estaba oscuro y tenebroso, pero lo que mas me impactó fue un olor conocido, muy penetrante, pero seguí bajando las chirriantes escaleras buscando alguna luz o algo... Tropecé con algo y de inmediato sentí el sabor de la sangre... eso basto para crisparme los nervios... no porque fuera sangre, sino porque provino de algo lo suficientemente grande como para sangrar a la altura de mi cara. Rápido recordé que había traído mi encendedor... hacía meses que no fumaba, pero encender el cigarrillo de las damas siempre causaba una buena impresión. Lo encendí y me quede en blanco... el padre de mi amada colgaba de un gancho de carnicero, con las entrañas abiertas pero todavía con suficiente vida para decirme:
¡Corre!
De inmediato sentí una mano familiar en mi hombro... era mi novia... con unos ojos rojizos brillantes en los ojos y mucha sangre por toda la cara y las manos... Me dijo: Que bueno que bajaste... ¿quieres unirte a la fiesta?
De inmediato me encerré en el baño del sótano desde donde escribo esto en las paredes con la sangre que hay por todo el sueño... ella esta por ent...
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