EL TIEMPO.
¡El tiempo era lento!
demasiado lento, mientras te esperaba,
pausado, imbuido en un tranquilo sosiego
de atardecer veraniego.
Todo lo contrario a como yo quería que fuese,
repentino, ligero.
Pero el, seguía empecinado,
cachazudo, tardío, flemático,
como un Lord Ingles.
Luego, en mi impaciente ansiedad,
repentinamente, el maldito tiempo,
el estúpido y despreciable tiempo,
así, como en un chasquear de dedos,
se transformo.
Rápido, veloz, raudo, activo, ágil,
ligero y todos los adjetivos
que lo acompañan, todo ¿Por qué?,
por que comencé a temer no llegaras.
Mas luego, en largo, en interminable extensión de tiempo
se convirtió, infinitamente, prolongado,
al pensar no vinieras a la cita pactada.
Demasiado largo, espacioso,
sufriendo la terrible, angustiante espera.
Luego, mansamente, distendido,
el tiempo en corto se transformo,
celebrando tu llegada.
Ahora, sabiendo que me amas,
¡EL TIEMPO ES ETERNO!
Nicolás Ferreira Lamaita.