Los holocrones Sith era inmediatamente identificables con respecto a los holocrones Jedi, ya que normalmente tenían forma piramidal, y estaba grabado con extraños símbolos y antiguos jeroglíficos. Las inscripciones normalmente se alineaban en la parte inferior del aparato, y varios encantamientos oscuros fueron encontrados por toda la superfície lisa. En el ápice del holocrón descansaba un cristal negro, usado para dar energía al almacén de información del holocrón.
La tentación del conocimiento Sith corrompió a muchos Jedi incautos.
El diseño del holocrón no era la única manera de discernir su afiliación: los holocrones Sith emitían una presencia oscura, creando temblores en la Fuerza en su activación. Se necesitaba mucha fuerza de voluntad para que el Jedi accediera a estos aparatos oscuros, y algunos de los Jedi más inexpertos a menudo se sentían enfermos simplemente por mantener su mirada fija sobre un holocrón Sith.
De todos modos, internamente, los holocrones Sith funcionaban casi de la misma forma que lo hacían los holocrones Jedi. El cristal negro de los holocrones Sith estaba hecho de intrincados entramados y vértices, capaces de almacenar enormes cantidades de información, así como al guardián del holocrón Sith. El holocrón era capaz de capturar la apariencia y las redes cognitivas del propietario del holocrón, y trasformarlas en un holograma tridimensional. Este guardián actuaba como un guía a través del almacén de información del holocrón, como motor de búsqueda y recuperacion con un toque más personal. Estos guardianes podían relacionar historias desde los archivos del holocrón con eventos de la vida de aquél que activara el holocrón.
Al contrario que sus homólogos Jedi, los guardianes de los holocrones Sith no restringían información que podía ser demasiado avanzada y peligrosa.