Cuando los humanos intentaron averiguar qué se ocultaba bajo esas capuchas, los jawas se alejaron de las curiosas manos rosadas. Aún hoy, muy poca gente ha visto el aspecto que tiene un jawa sin su capucha y, aunque algunos xenólogos conjeturan que la especie podría tener orígenes humanos, la mayoría de las fuentes apuntan a que son probablemente roedores de un metro de altura como media. Además, aún cuando se les quitase la capucha, se dice que los jawas llevan debajo una máscara de arena para proteger sus rostros del clima desértico. Se han hecho pocos estudios médicos sobre los jawas, pero en la actualidad conocemos algunos datos, como su temperatura corporal, que asciende a los 116 grados.